El mejor regalo para un niño

El consumismo nos afecta a todos, pero los niños son especialmente vulnerables a este fenómeno, ya que muchos de ellos son constantemente bombardeados por la publicidad, directa y indirecta. A su edad no tienen noción del valor de las cosas y, ademas, les cuesta entender que no se puede tener todo lo que se quiere.niño-triste-juguetes
Los padres debemos hacer de mediadores entre el entorno (televisión, amigos, publicidad indirectas,….) y los pequeños. Les tenemos que ayudar a que se formen una visión critica de lo que se les ofrece, haciéndoles notar que muchos anuncios de juguetes son engañosos, y que muchas veces lo que nos mueves es el deseo de poseer mas que el deseo de utilizar algo. También podemos hacerles entender que los juguetes no lo son todo porque hay otras maneras de pasarlo bien: dibujar, cantar, disfrazarse …
Por otro lado, es necesario que analicemos nuestras pautas de consumo. Si los adultos no sabemos privarnos de ciertas cosas, no es extraño que, siguiendo nuestro ejemplo, los niños no paren de pedir.
Para educar es preciso saber decir «No» y poner limites razonables a la demanda insaciable de los pequeños.
Y también es imprescindible no ceder ante sus cabezonerías.
No debemos sustituir la falta de atención con regalos ni utilizar la televisión como niñera. Los regalos no pueden sustituir nunca al afecto; como mucho serán un medio, caro (en si y por los daños que hará) e inútil, de compensar carencias afectivas.
El mejor regalo que podemos hacer a los niños es ♥ nuestro tiempo ♥. Tiempo para jugar con ellos, para compartir tareas domesticas sencillas, para leer un libro juntos …
También es importante que invitemos a otros niños a jugar con los nuestros; así aprenderán a compartir, a hacer juegos de grupo, a saber perder y saber ganar.
Recordémoslo: un niño aburrido y que lo quiere todo es una persona que demanda atención.
Si le se da atención con regalos confundirá las emociones con los objectos y tendrá un desarrollo emotivo equivocado.


LA CAJA DE CARTÓN

La caja cantaba
su destino alegre,
nadie comprendía
su radiante suerte.
El barco decía:
-No le gustarás,
no tienes colores,
no sabes silbar.
El tren se reía
desde su estación:
-Eres una caja
de triste cartón.
La linda cajita
sonríe marrón
y dice segura
con todo valor:
-Yo seré su barco,
su tren, su avión,
y le pondré alas
de imaginación.
Y cuando cansado
se acurruque en mí,
seré la cunita
de un sueño feliz.
-¡Ya viene, ya viene!
¡Que reine la paz!
Y al niño se le oye
decir al entrar:
-¿Dónde está mi caja?
¡Que voy a jugar!
Carmen Martín Anguita, en:“Poemas de lunas y Colores”

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